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-¿Qué haces? Pregunto la luna.
- Dibujo olvidos. Respondí.
- Que lindos, son muy bonitos para ser olvidos.
- Si. Es que fueron producto de alguna muestra de afecto.
- Pues yo les veo más cara de eso, de aprecio que de olvidos.
- No. Son olvidos, lo que pasa es que para quien no conoce cada una de sus historias los ven como eso y no como lo que son.
-¿Y por qué decidiste dibujarlos?
- Porque me cansé de (d)escribirlos, de convertirlos en versos, en poesía, en cuentos…
- Dibujas muy bien, te felicito.
- Gracias. Eso si es producto de mis palabras. Las mismas que les dieron vida antes de convertirse en olvidos.
- Mucha inspiración.
- Mucha dulzura diría yo. Demasiada.
- ¿Y cuando lo termines que lo vas a hacer?
- No sé… ¿Te gusta?
- Si. Mucho.
- Te lo regalo.
- ¿En serio?
- Si, quien mejor que tu, la luna, para que tenga y cuide mis olvidos.
- Nooo… Son tuyos, es tu cuadro. Llévalo a una galería.
-No. A una galería no todos entran. En cambio si tu los tienes, todas las noches podre ver en lo que se convirtieron mis palabras… Y así, recordaré que no todo lo que brilla es olvido y no todos los olvidos tienen forma de cuadro. Un cuadro colgado en lo más alto de la luna.


FIN
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