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¿Por qué ese repentino deseo de ser parte del silencio?... Porque le vi otra forma de uso, me vi más cómoda, más serena, más yo… tal vez se nos dificulta callar por temor a perder… Aprendí a callar sin temor a nada. Si supieras los tantos días y las tantas noches en que sin musitar palabra, mágica y silenciosamente tomé tus letras y construí castillos de fortalezas impenetrables, me darías muchas más razones para callar.
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