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La luna se me llevó ayer por error una de mis dunas. Conversábamos y le dije que no quería tener más dudas de esas que parecen playas de arena blanca en donde el viento se empeña en borrarlas a simple vista, pero solo las cubre con algo de suavidad. Le dije que tratara de no generar cambios en el mar para que las olas no alimentaran más esa duda que  tenía. Que cuando el mar sube, las olas que golpean sobre la arena parecen acumularla a otras dudas sin piedad. Parece que esta medio sorda y no entendió que lo que quería que se llevara era la duda que tenía en mi cabeza. Me siento menos desierta.
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