ARENGA DEL CUERPO
I
Ocurre que Roca me
invade hasta el cansancio. No me deja respiro, me hurga y examina como a un
raro pajarraco, no le basta con traerme noticias de su espejo.
II
Harto estoy de su
cruenta dictadura, de su manía de exhibirme por el mundo como a un perro de lujo,
como un galgo.
III
Harto estoy de que me
habite, de que cambie el oro de mis días por migajas de milagro.
IV
Ocurre a veces que me
invade con voces de ausentes, con jerga de poetas que guarda en mí como si
fuera un viejo y simple armario.
V
Por las noches me
arroja en su cama como si fuera un pesado saco mientras duerme a pierna suelta
en sus laureles.
VI
Si no lo arrojo desde
la terraza es porque no quiero darle el gusto de saltar conmigo al vacío,
conmigo y la sombra que llevo pegada a mi destino.
VII
Me aburren sus chistes
–que conozco hasta el cansancio- y sus decires y sus poemas y ese aire seguro
de pequeño faraón de su pobreza.
VIII
Pero ocurre que a
veces me desarma: hay que verlo cuando me acerca a su muchacha, cómo se agazapa
en mí, como esculca en el bolsillo del corazón su mejor habla.
IX
El pobre Roca no tiene
remedio.
Juan Manuel Roca #MiPoetaFavorito.
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