Páginas

-¿Qué haces? Preguntó.
- Pesando mi alma por meses. Respondí.
-¿Pesando tu alma? ¿Por meses? ¿Y para qué?
- Es que hay algo que le pesa y no sé de que parte de mi vida es.
-Ah… Que raro… ¿Y eso que hay allá que es?
- ¿Qué cosa?
- Esa caja de cartón que tienes debajo de la mesa.
-Ah… Son mis sueños. Los guardo ahí.
-¿Por qué?
- Porque deje de creer en ellos. Estaban echando raíces y cuando creí que iban a florecer, se marchitaron.
- ¡Tonta!
-No te rías.
- Déjame ver. Abrió la caja y pegó un grito. – ¡Aaah! ¿Qué fue eso? Guardas sueños o pájaros.
- ¡Sueños! Para que la abriste… Un pájaro blanco con una ligera apariencia de descuido voló y se poso sobre la cabecera de la cama.
- Pobre… Necesita aire. ¿Por qué lo encierras?
-Él no necesita aire; necesita reposo. Durante mucho tiempo deposité toda mi fe en él hasta el punto en que le salieron alas y por eso se convirtió en pájaro.
-No entiendo. Es una bella ave… y todos esos sueños parecen más una caja llena de dulces que de sueños por tanto color.
-No hay nada que tengas que entender. Porque hay cosas que ni yo misma entiendo. Tome el pájaro y lo volví a guardar. Cerré la caja. – No me mires así.
-¿ No te da pesar dejarlo ahí?
- No es cuestión de pesar o de si es justo o no. Es más que necesario. No te preocupes que no va a morir. Creo.
- Yo lo que más bien creo es que a tu alma le está pesando todos esos sueños que están allí guardados donde no corresponden.
Lo miré. Guarde silencio por un momento. – Puede ser. Agregé.  Pero necesito hallar esa parte de mi alma en la que sin darme cuenta le salieron alas a mi sueño.
-Déjalo así. Déjalo ser lo que se ha convertido.
-No. Yo no quiero cambiarlo. Solo que estoy segura que cuando me encontré con ese sueño y lo tomé como mío, venia con algún manual de instrucciones para cuando aprendiera a volar y poder guiarlo mejor, y no lo encuentro.


FIN
________________________________________________________________________